Durante algunos miércoles del mes de Abril y Mayo, se representó en el Salón de Usos Múltiples del I.E.S. Miguel de Cervantes de Granada, para alumnos, la obra teatral El mar de los teatros Paisajes de una multitud; para padres, profesorado y público en general, el día 29 de Mayo (viernes) a las 19 horas; asimismo, se representará el próximo curso para todos los Institutos de Secundaria de la capital que lo soliciten a través de la página web del C.E.P.

El guión ha sido concebido por el director del grupo de teatro que la representa, para adolescentes y adultos. Se trata de una metáfora de la sociedad moderna, concebida como una embarcación que navega por los tormentosos mares del mundo actual, precedida por unmascarón de proa, escoltada por un mascarón de popa y amenizada, en medio, con cinco cuadros escénicos diferentes.

El mascarón de proa está compuesto por una danza moderna, atractiva y seductora, que muestra la imagen primera e inmediata de nuestra sociedad, aparentemente desequilibrada, insolidaria, agresiva y violenta. A modo de escolta, un mascarón de popa, indispensable para la flotación de la nave, con otra danza más humanizada, sosegada, emocionante..., que atesora su carga más valiosa de este barco-sociedad, los grandes valores del hombre y de la humanidad: Amor, Libertad, Solidaridad, Honestidad, Compasión...

En medio, breves y fugaces destellos de vivencias, concebidos como cuadros escénicos. Tres de ellos son más proclives al mascarón de proa (En la soledad de la noche,  que presenta a un joven rebelde que, no obstante, no quiere saber nada de los problemas del mundo; Muñecas de porcelana, con una imagen estereotipada de mujer sometida a la voluntad del hombre; y La burbuja de la vida, o concepto al uso de vida moderna rutinaria, tediosa y sin sentido alguno); y dos están más cercanos al de popa (La mujer, el agua y la música, que presenta a la mujer, el agua y la música, como fuerzas energéticas, generadoras de viday transformadoras de la realidad; y la  Danza de los lunáticos, o canto a la libertad de acción, pensamiento y formas de vida).

Un arlequín interpreta la obra y es una evolución escénica del omnipresente bufón de corte, de tan larga y rica tradición teatral, un personaje que llegó a detentar y manejar valiosas informaciones y que aquí se convierte en la llave maestra desde el principio hasta el final.

Una representación espectáculo, en fin, muy del gusto de la juventud, en la que se conjugan música, danza y poesía para hacer pensar, para alimentar el espíritu, para estimular las aletargados valores del hombre y, sobre todo, para satisfacer el gusto de hacer teatro en un centro educativo, a pesar de las condiciones poco favorables del sistema educativo actual.

Decía recientemente en la prensa una cantante de éxito, que la clave de su equilibrio vital, básicamente, era posible porque cuando llegaba a su casa colgaba el personaje público y era otra persona. Y dichosa ella que, conocedora de la teatralidad de nuestra existencia y consciente de su dualidad, potencialmente perversa, ha sabido delimitar los campos de actuación de la artista, siempre exuberante y vitalista, de la mujer o el hombre, emocionalmente inestables y sumidos mecánicamente en la rutinaria tarea de buscar sentido a lo que hacemos. Y sin que ella lo diga, porque no es necesario, sabemos que todo eso lo aprendió, posiblemente, durante la tierna edad de su formación básica, en ese concentrado de vidas y experiencias que llamamos teatro. Y dichosa ella, nuevamente, porque nació en un tiempo en que el teatro tenía en el sistema educativo una parte de la consideración que la humanidad  siempre le ha dado. Porque el teatro siempre ha sido la más antigua forma de expresión del alma humana, el vehículo más serio y profundo de comunicación y fiel guardián de la herencia milenaria del inconsciente colectivo. 
Los pocos niños o jóvenes de nuestro tiempo que tienen esa oportunidad, les suele venir de la mano de algún aficionado o profesor que, soslayando programaciones, serpenteando horarios y derrochando tiempo libre, lo lleva a cabo contra viento y marea. Ese impulso les surge no sólo de la convicción de que el teatro debería ser el eje de la transversalidad temática, el punto de convergencia de todos los conocimientos y áreas, sino de la certeza de que es el mejor laboratorio de la vida, la mejor escuela posible de sentimientos y emociones, ejercicio integral de dicción, concentración, contención emocional y expresión corporal. 
¿Alguien duda de su utilidad para la vida? ¿Para saber llegar a casa y colgar el personaje? ¿Para saber cambiar los papeles en la intimidad del retiro? ¿Para eximir al personaje de los contratiempos personales y viceversa?

Para acabar, quisiera  rendir homenaje y reconocimiento público a esos profesores y alumnos que, en contra de tan huracanados vientos, saben mantener encendida esa antorcha de la magia teatral.

Juan Naveros Sánchez, profesor del I.E.S. Miguel de Cervantes de Granada.

 

Ultima actualización: 13/11/2010